jueves, 14 de mayo de 2009

¿Me quíeres conocer? Lee un poco.



Nací en el año 1019 en Viloria de Rioja. Mis padres se llamaban Ximeno García y Orodulce. Cuando tenía 10 años me fui a estudiar al Monasterio de Valvanera. Pero en el año 1034 abandoné el Monasterio a causa de la muerte de mi padre.
Mi vocación de seguir a Dios me llevó a ser ermitaño: primero en Berceo y más tarde en un bosque llamado Ayuela. Allí me dediqué a atender a los peregrinos que iban hacia Santiago de Compostela.
A partir de entonces entregué toda mi vida a esa labor: construí puentes, amplié el camino, hice un hospital, edifiqué un templo… siempre pensaba en ayudar a los peregrinos.
Pero no estuve solo en esta tarea. A lo largo de mi vida, estuve acompañado por diferentes personas que e abrieron los ojos y que me fueron guiando en mi misión de hacer la voluntad de Dios: el Cardenal Gregorio, Santo Domingo de Silos y San Juan de Ortega.
Muchos milagros fueron dándome fama entre los peregrinos: el de la hoz, el de los toros bravos y el de la rueda de carro, entre otros, son los más conocidos.
Pero el que destaca por encima del resto es el milagro del gallo y la gallina, que sucedió años después de mi muerte, en 1109.
Tras de mi, dejé una ciudad pujante, y que años más tarde se llamaría Santo Domingo de la Calzada. Aunque, sin duda, mi mejor obra fue la de ayudar a construir el Reino de Dios en los corazones de las gentes que pasaron por mi vida.